Atravesamos diciembre y un año más descubrimos que existen los finales, que el año se acaba y que todo llega a término. Parece que solo el frío y el recogimiento de los días que acortan alimentan el ánimo reflexivo que el resto del año ahoga. También a mí me ha dado en estos días de otoño por volver la vista atrás para tratar de entender cómo hemos llegado hasta donde estamos. Y aquí me encuentro, frente a un año de viaje y cambios cuyo destino todavía no me atrevo a aventurar, porque siento que aún nos quedan cosas por hacer.
Literiariamente, para nosotros 2019 ha sido el año de Las estepas de Avok, una novela que ya siento como especial y con la que tuvimos desde el principio una curiosa conexión. Llegó a nosotros de forma inesperada, en el momento que más lo necesitábamos, cuando el trabajo en torno a la continuación de La estrella se alza en el cielo nos hacía sentir más arquitectos que escritores. Aquellos eran días de trabajo confusos y, quizás, algo estériles. Dedicábamos esfuerzos a continuar un proyecto en el que creíamos pese a no gozar de la fortuna que esperábamos.
Fue en noviembre de 2016 cuando llegaron los ilanos. Contra la frustración apareció la historia de un puñado de personajes cabalgando en una búsqueda que nosotros mismos desconocíamos. Lola y yo nos miramos un instante y no dudamos en salir tras ellos. La aventura por la estepa nos obligó a imaginar, crear, bregar; a escribir. Ello coincidió con la iniciativa NaNoWriMo, en torno a la que existía en Zaragoza una gran cantidad de actividades divertidas y estimulantes gracias a Atrapavientos en las que no dudamos en participar. Aquel noviembre coincidimos con un pequeño grupo de personas luchando por sacar adelante sus historias contra el día a día y la incertidumbre, como el siempre inquieto y creativo escritor Carlos Pérez Casas. En esos días, y rodeados de entusiasmo, recordamos que los escritores escriben y aprendimos que si no tienes claro por dónde ha de ir tu historia quizás debas comenzar a escribirla.
La experiencia del NaNoWriMo puso en nuestras manos un manuscrito fragmentario y desordenado en el que, sin embargo, asomaba una idea poderosa. La búsqueda de Silas y sus compañeros nunca abandonó nuestra cabeza pese a los rigores y las exigencias del día a día, que tan poco entiende de imaginación, caballos y espadas. Fue una labor larga e irregular, con periodos de olvido y épocas de intenso trabajo, pero ahora me da por pensar que la historia solo estaba madurando en nuestras cabezas, esperando a que encontráramos el lugar desde el que pudiéramos darle todo lo que necesitaba. Así, con el tiempo, Las estepas de Avok fue creciendo y comenzó a alimentar nuestra ilusión y nuestra esperanza.
Después de las decepciones sufridas a la hora de difundir y dar a conocer La estrella se alza en el cielo, nuestra primera novela y piedra fundacional de Êrhis, empezamos a fantasear con la idea de que este trabajo quizás podría gozar de mejor suerte y abrirnos la puerta que todo escritor ansía. Desde 2015 comenzó nuestro camino junto a la editorial Caligrama, quienes nos prestaron un gran servicio a la hora de autoeditar La estrella se alza en el cielo, guiándonos en un proceso que descubrimos complejo y laborioso. Los meses siguientes nos enseñaron, además, que después de editar tu libro llega una labor más difícil si cabe: su difusión. Ahí nos tocó adentrarnos en terrenos desconocidos para nosotros en los que, tengo que reconocer, nos perdimos y no logramos dar a conocer el libro como merece.
Toda esta experiencia nos hacía temer por el futuro de Las estepas de Avok pues, como padres llenos de amor por su retoño, sabíamos que tendría que enfrentarse a un mundo duro y competido. Entonces, el 14 de septiembre de 2017 la editorial Caligrama otorgó a La estrella se alza en el cielo el I Premio Promesa, reconocimiento que comportaba la publicación de nuestra siguiente novela con un amplio asesoramiento editorial y una amplia tirada de ejemplares. De pronto nos pareció reencontrar una senda en el yermo; con esperanza comenzamos a caminar por ella y volcamos horas y esfuerzos para hacer de Las estepas de Avok el libro que tenía que ser. Deseo y espero que La estrella en el cielo pueda conocer mejor suerte en el futuro, y siento una especie de amargo agradecimiento por una novela que, como un abnegado soldado, lo ha dado todo por tomar la otra orilla y abrir una ruta hacia nuevas tierras.
Tras estas alegrías llegó 2018, el año en que nos sumergimos de lleno en la estepa de los kitanna. Durante días, semanas y meses no dejamos de trabajar para encauzar la búsqueda de Silas, Naùr, Kelaion, Kíos y Xoas. El viaje fue duro, áspero, lleno de dificultades y luchas conforme más y más avanzamos hacia el horizonte. Sin embargo, con cada jornada que consumían los ilanos, con cada golpe que recibían, más y más nos ilusionaba una historia que, en cierto modo, fue recogiendo las dificultades, sinsabores y tozudez de dos escritores de Zaragoza que siguen buscando un lugar para sus historias. Tras la escritura y, sobre todo, la corrección y revisión del manuscrito, llegó la edición y la recepción de las primeras opinones desde la editorial. No pudieron ser más ilusionantes. Cuando llegó a nosotros el informe de lectura nos dio por pensar que, quizás, teníamos entre manos algo que merecía la pena, una novela con la fuerza y las virtudes necesarias para labrarse su propio camino. El 1 de febrero de 2019 comenzó a recorrerlo, y para que pudiera defenderse de los peligros de los feroces parajes literarios decidimos armar a nuestro retoño con el mejor arnés que pudimos encontrar: una magnífica portada obra de la artista Marta Nael.
De nuevo nos encontramos con lo que siempre había sido un desafío para nosotros: la difusión. Es cierto que Internet, las redes sociales y demás recursos digitales ofrecen grandes oportunidades para el escritor independiente, pero, para ser honestos, no es un ámbito en el que nos movamos con naturalidad. No obstante, convencidos de que Las estepas de Avok lo merecía decidimos invertir tiempo y esfuerzo en dar a conocer la novela a través de las redes y, por supuesto, a través de una web en la que ofrecer una mayor experiencia de Êrhis. Nuestra ilusión es que, en el futuro, esta página en la que nos lees sea para todos los lectores una puerta abierta a Êrhis, un lugar desde el que poder ampliar todo lo que en las novelas no hace más que asomar.
En el ámbito de la difusión, fue muy gratificante encontrarnos con una gran cantidad de lectores entusiastas que mostraron su interés por leer Las estepas de Avok y compartir sus impresiones en sus webs y blogs personales. Teniendo en cuenta el trato (o su ausencia) que uno encuentra en ocasiones a la hora de proponer lecturas, estamos muy agradecidos a todos los que nos respondieron y, especialmente, a quienes finalmente leyeron y reseñaron la novela: Novelas de Fantasía, Sagacómic, Libros Elfo, Alma Lectora, Foro Libro, Escaparate Literario…
Por otro lado, para difundir Las estepas de Avok recurrimos en esta ocasión a la avanzada tecnología del trato personal, y con nuestra novela bajo el brazo acudimos a las librerías de Zaragoza con la esperanza de que algún librero de buen corazón le diera cobijo en sus estanterías. No puedo más que expresar mi agradecimiento a los profesionales de La Lechuza del Sol, Taj Mahal, Mil Cómics, Librería Cálamo (que nos abrió las puertas para realizar la presentación del libro) y la Librería París, que nos invitó a su estand el Día del Libro de Zaragoza, una jornada de gran intensidad en la que, gracias a Caligrama, también pudimos conocer la fiesta en torno al libro desplegada en Barcelona el 23 de abril. Estas experiencias nos ayudaron a sentirnos escritores y a conocer a una pequeña parte de todas esas personas que han hecho del libro su medio de vida y que permiten, con su trabajo e ilusión, que gente como nosotros pueda compartir sus historias.
Y así fue discurriendo 2019, contactando con librerías y lectores, realizando contenidos para la página web, siguiendo la trayectoria del libro en redes… Creo que aprovechamos nuestros recursos mejor que con La estrella se alza en el cielo, pero no puedo decir que el resultado haya sido el esperado. Quizás peque de ambicioso, pero sigo creyendo que Las estepas de Avok tiene un gran potencial por explotar, más aún si se tiene en cuenta el universo al que abre paso, Êrhis. Ya he dicho antes que el apartado de la difusión, especialmente a través de redes sociales y demás «digitalidades», no es en absoluto nuestro punto fuerte. Quizás otro autor con más maña hubiera obtenido mejores resultados, pero lo cierto es que para nosotros resulta complejo. Por ello, gran parte de nuestras esperanzas estaban puestas en los III Premios Caligrama, celebrados el pasado 21 de octubre en Barcelona, en los que Las estepas de Avok competía en la categoría Talento y tenía la posibilidad de ser merecedora de la publicación tradicional en un sello de Penguin Random House.
Tener completo control de la gestión y difusión de tu obra es algo que está muy bien, pero, para ser honesto, siempre he soñado con la posibilidad de que una de nuestras historias fuera acogida por una editorial que pudiera difundirla y llevarla a multitud de lectores. Soy sincero y sé que, desde el punto de vista editorial, La estrella se alza en el cielo ofrece claras dificultades comerciales; comprar una novela de novecientas páginas de dos autores noveles es, cuando menos, una apuesta arriesgada. Sin embargo, desde el momento en que Las estepas de Avok adquirió su forma definitiva y vi los primeros ejemplares con la portada de Marta Nael, tuve la sensación de que quizás en esta ocasión teníamos una oportunidad real de lograr el interés editorial que buscábamos.
Nuestra ilusión comenzó a producir hermosas ensoñaciones cuando vimos que la novela había sido seleccionada entre los finalistas de los III Premios Caligrama, lo que ya era un importante reconocimiento teniendo en cuenta la cantidad y calidad de las novelas que componían la categoría Talento. Sin embargo, la suerte no nos sonrió en esta ocasión. Todo sucede por algo y quizás no fuera aquella la puerta que debíamos atravesar. Sin embargo, el camino fue intenso e ilusionante y nos permitió conocer a multitud de personas que, como nosotros, disfrutan con las historias, escribiéndolas, editándolas y leyéndolas. Puedo decir que todo este trayecto nos ha hecho sentirnos escritores de verdad, signifique lo que signifique eso. No es poca cosa sentirse arropado de semejante manera, descubrir que, de algún modo, lo que haces no es tan absurdo como pueda parecer visto desde una mañana de lunes.
Desde entonces y hasta este momento hemos vivido meses algo confusos, como si de repente nos diéramos cuenta que lo que habíamos visto a lo lejos no era más que el reflejo del sol sobre la tierra. En algún lugar estamos ahora, mirando en derredor buscando alguna pista que nos permita reencontrar la senda, discutiendo sobre qué camino tomar y dónde ubicar nuestros deseos de escribir ahora que nuestra vida se ha vuelto algo más compleja que antes. Pese a la desorientación, sigo teniendo claro que Las estepas de Avok aún tiene mucho que ofrecer, por lo que es, por el camino que abre al futuro y por lo que ha hecho con nosotros. Su escritura nos permitió aprovechar todo lo aprendido en La estrella se alza en el cielo, nos animó a ser valientes, a buscar nuestra voz y a atrevernos a tomar decisiones y asumir planteamientos que antes ni hubiéramos considerado. Con esta novela dejamos atrás el reino para recorrer la frontera y alcanzar otros territorios.
En ocasiones me da por pensar si en realidad la historia de Silas y Kelaion no es en realidad la nuestra, una especie de exorcismo o autohomenaje de un caminar que no parece tener ningún sentido y que no tiene más destino que el que imaginamos. Siempre he visto nuestro trabajo en torno al mundo de Êrhis como un viaje, un recorrido personal que ha de llevarnos a algún lugar. Siempre he creído saber cuál debía ser el destino; quizás me haya equivocado a la hora de interpretar los vientos y tengamos que recalar en otros puertos. O quizás ya hemos llegado donde debíamos y no queda lugar para más ensoñaciones.
Reconozco que a veces resulta difícil explicar, sobre todo a uno mismo, por qué y para qué escribir. Esto es aun más difícil si escribes fantasía en una época en la que esa palabra, ese género, proyecta demasiadas ideas sobre historias y relatos que pueden encerrar más verdad que muchos documentales.
Pensar en el por qué es relativamente fácil; la mirada ha de volverse hacia el interior y uno no debe saldar cuentas más que con uno mismo y con sus deseos y motivaciones. El para qué quizás sea más complejo, porque los fines suelen proyectar unas brumas sobre nuestros ojos que nos impiden ver el horionte. Descubrir qué se quiere conseguir vuelve a ser un viaje hacia el interior de uno mismo para, si se es honesto, quizás descubrir fines poco nobles.
Si pienso en por qué escribo fantasía sin duda tengo que reconocer que me mueve la ilusión de que alguna vez Êrhis y sus historias sean publicadas y difundidas para ser leídas por muchos. Que sus tierras y culturas puedan ser objeto de la ilusión de todo tipo de personas. Que bajo sus cielos caminen lectores e insatisfechos que puedan refugiarse en torno ideas e historias que se cobijaron allí donde nuestro prosaico día a día no puede alcanzarlas. Todo ello, sin duda, no depende de nosotros y quizás nunca llegue. Sin embargo, continuamos escribiendo. Siendo así, uno se sigue preguntando por qué o para qué. Y no considero que sea escapismo, pues no creo que haya más escapismo en los viajes a través de bosques encantados y la búsqueda de magia y secretos que en los relatos de la cotidianidad elevada a experiencia estética bajo la mirada de existencialistas posmodernos.
Al final creo que escribimos desde el convencimiento de que otro mundo es posible, que hay verdades que no pueden ser encontradas en los días que nos contemplan actualmente. Escribimos para dar forma a un mundo que parece incompatible con el nuestro.
Es por eso por lo que seguimos escribiendo pase lo que pase, por lo que trataremos siempre de que nos leáis y por lo que más y más historias de Êrhis llegarán a vosotros. Mientras tanto, queremos desearos una feliz Navidad y una buena entrada de año.
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