El buscador es la primera entrega de una serie de novelas que conforman La búsqueda del Torem, el proyecto literario de José María Rodríguez y Darío Cobacho, dos jóvenes escritores que confiando en su historia se han embarcado en esta aventura.
He de reconocer que si bien comencé El buscador ilusionado por algunas opiniones que había escuchado, poco a poco me fui serenando. La razón fundamental es que no terminé de encontrar en la novela lo que andaba buscando, lo que no es problema del libro sino del lector y de sus expectativas, algo de lo que hay que ser consciente para valorar la historia con justicia. Al fin y al cabo no puedes echar de menos en un libro algo que no se propone darte.
El Buscador nos cuenta la historia de Dave, un joven con pesadas cargas y secretos del pasado que se halla inmerso en la búsqueda del legendario Torem, un objeto o quizás una mera palabra, que despierta el interés y la ambición en todo Ravencros. Nadie sabe qué es el Torem ni qué otorgaría a quien finalmente lo encontrara, pero las leyendas no dejan de alimentar la ambición de generaciones de buscadores que se hacen a los caminos siguiendo las escasas pistas que puedan llevar hasta la preciada meta. El joven Dave es uno de estos hombres que se entregan a una misión con pocos visos de éxito, sin embargo, su viaje no pasará inadvertido a ojos de misteriosos personajes con poderosos intereses, ensombreciendo de incertidumbre sus pasos.
Dos me han parecido los elementos más destacables de la novela. En primer lugar algunas ideas y planteamientos con los que los autores han logrado conformar un mundo propio en el que ambientar su historia, un mundo que sin embargo aún da la sensación de hallarse en crecimiento, que puede ser ampliado y detallado para dotarlo de más vida y coherencia. Se trata de un escenario que se aleja de los planteamientos habituales de la fantasía medieval para incorporar ciertos elementos más propios del terror o la modernidad y que, si bien en ocasiones consiguen crear una atmósfera muy particular, a veces me han generado cierta extrañeza.
Otra de las virtudes que he encontrado ha sido la estructuración y narración de la historia, que consigue ir llevando al lector a lo largo de la trama, generando misterio y alimentando su interés. De nuevo los planteamientos se alejan un tanto de una novela fantástica al uso, evolucionando más como una historia de intriga, con pistas, investigaciones y misteriosos confidentes. Quizás en ocasiones el buen ritmo de la narración se frustra con retrospectivas y pasajes explicativos que hacen decaer el ritmo.
Si en el contenido de La Leyenda del Buscador es donde he encontrado sus puntos más destacables, quizás sea la forma lo que menos me ha convencido. Principalmente el tono de la historia. Al principio encontré una historia con un estilo ligero que no satisfizo la idea que yo llevaba, aspecto que, como ya he dicho, no es responsabilidad de los autores; sin embargo, posteriormente y de manera un poco brusca, la narración se torna más cruda, con unas formas duras y una sucesión de personajes y acontecimientos más oscuros. Esta evolución no es necesariamente mala, pero, en mi opinión, la transición podría suavizarse para evitar cierto desconcierto en el lector. Esto, por supuesto, es una elección de los autores y del efecto que busquen conseguir.
Por todo lo anterior se podría decir que el buscador es una novela que, alejándose de los planteamientos clásicos de la novela fantástica, ofrece una historia de intriga para un público joven en un mundo en pleno crecimiento
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