¡Saludos! Quizás os sorprenda el título de esta entrada en un blog dedicado a la escritura, la literatura y la fantasía en general; en esta ocasión hemos querido centrarnos en algo aparentemente secundario a lo que nosotros hemos dado mucha importancia en nuestra novela Êrhis I La Estrella se Alza en el Cielo: el vestido.
A la hora de crear y presentar un mundo fantástico de nuestra invención nos dimos cuenta de que la adecuada descripción y presentación de la indumentaria de los personajes sirve para dar mayor realidad a Êrhis, sus reinos, sus gentes y sus culturas. Vivimos en la época de la moda, por lo que nos es fácil entender lo mucho que dice de nosotros y nuestras circunstancias la ropa con la que nos vestimos.
Obviamente es más sencillo introducir el vestido en una novela realista ambientada en el presente que intentar recrear una moda pasada. Para ello nosotros hicimos una investigación previa de la historia del vestido y las prendas propias de cada época y cultura para poder contar con un «ropero» que usar según nuestro criterio e intención (no en vano Êrhis es un mundo fantástico en el que no prima tanto el rigor histórico como la construcción de una imagen). Sin embargo, en cuanto asomamos la cabeza nos dimos cuenta de la vastedad del mundo que se abría ante nosotros.
Lo curioso es que si pensamos en hombres y mujeres medievales a todos nos viene a la mente una imagen clara de sus indumentarias; lo mismo sucede al pensar en la antigüedad, la época moderna o el siglo XIX. Pero es mucho más difícil saber qué es cada prenda, qué nombre recibe y cuál era su uso. Por ello, una labor previa de investigación fue fundamental a la hora de introducir el vestido con sentido y conocimiento en La Estrella se Alza en el Cielo. Entonces topamos con otra dificultad bastante farragosa: los términos.
Nosotros no queríamos reducir toda la indumentaria a términos genéricos, pues existen muchas prendas que queríamos designar por su nombre propio, aunque para ello tuvimos que lidiar con varios problemas. El primero era que algunos de esos nombres, al venir de otros idiomas, no tenían traducción concreta al español (como la “giornea”); en otros casos el nombre correcto en castellano seguía existiendo pero con un ligero cambio de significado (como la “cotardía”); mientras que otras veces el español contaba con un término concreto que sin embargo por estilo no nos parecía adecuado (la “aljuba”). El segundo problema era que algunos elementos de vestuario tienen el mismo nombre para hombres y para mujeres aunque el corte de la prenda sea distinto, lo que exigía cuidado en su uso, pues podría causar extrañeza en el lector. Así pues, no se trataba sólo de conocer, describir y mostrar sino también de elegir los términos adecuados.
Vamos a presentaros aquí de forma somera algunos de los términos que hemos empleado en la escritura de La Estrella se Alza en el Cielo, para que aquéllos que ya lo habéis leído o lo estéis leyendo os orientéis un poco mejor, y como primera aproximación a quien pueda estar interesado en el tema. Para ello nos vamos a centrar más en la descripción que en la historia partiendo de algunos ejemplos de películas y series que todos conocéis.
En lo que se refiere a la ropa interior, a grandes rasgos cabrían mencionar:
-La camisa, diferente a nuestro concepto actual, era una prenda de tela fina, larga hasta más allá de la cintura y generalmente de manga larga, que era llevada por las personas de cierto estatus sobre la piel. Al margen de la diferencia de corte y evolución era una prenda común a ambos sexos.
-Los calzones cubrían desde la cintura hasta una longitud variable de las piernas, pero con el paso de los siglos se fueron acortando hasta adoptar un modelo de perneras cortas.
Sobre los calzones los hombres vestían como prenda exterior las calzas; de lino, lana o incluso seda, consistían en dos perneras independientes que una vez enfundadas se ataban con una correa al calzón. Con el paso de los siglos y el acortamiento de los vestidos exteriores y los calzones, las calzas fueron creciendo hasta quedar unidas hacia el siglo XIV en una sola pieza de vestuario (más similares a nuestros pantalones).
Respecto a la vestimenta exterior, si tenemos en cuenta que en época medieval lo habitual era vestir varias capas, en los vestidos exteriores se puede distinguir entre “prendas de debajo” y “prendas de encima” (además de las prendas de abrigo).
De las «prendas de debajo» destacan:
-La túnica podría considerarse el término más general: una prenda enfundada, amplia, larga y drapeada.
–Saya (cota o gonela en la Corona de Aragón; hay quien lo considera equivalente al bliaud francés): con diferencias de corte y estilo era una prenda común a hombres y mujeres, muy habitual en la Edad Media. Era una túnica de longitud variable y diversos estilos de mangas y faldones, siempre muy adornada en el caso de los nobles. Aunque en origen no tiene esa connotación, por la sonoridad es un término que en Êrhis intentamos no emplear en ambientes ricos o refinados (las llevan, por ejemplo, los aprendices de Ukkrim).
–Brial: común a ambos sexos, parece ser una variante más entallada de la saya caracterizada por el lujo de telas, forros y adornos. Es un término que en La Estrella se Alza en el Cielo reservamos para las mujeres, como la princesa Noseir o sus damas de compañía, simplemente por establecer distinciones claras al lector.De las “prendas de encima” ante todo empleamos:
–Sobretodo (también sobrevesta; en la Corona de Aragón sobrecota): es una prenda común a hombres y mujeres aunque los cortes difieran notablemente; nosotros rara vez lo usamos para mujeres por el efecto que pudiera causar en la imaginación del lector. Como equivalente podría usarse “sobrevesta”, pero a fin de evitar confusiones reservamos este término para el ámbito militar, especialmente para los Ukkrim Ombhartur. Aunque en castellano existe como equivalente el vocablo “pellote”, por sonoridad decidimos reservarlo a entornos más rudos tales como los Picos del Norte.
–Cotardía: es también una prenda exterior, pero remite a tiempos más modernos p
or ser más corta y entallada que la saya, ceñida con un cinturón y de corto faldón, y que podía ser más o menos lujosa según la clase. Puede usarse igualmente para designar prendas femeninas, también más ajustadas y entalladas, pero largas hasta los pies. Nosotros, sin embargo, lo usamos generalmente en hombres de la nobleza, como Miriek Veriemgor.
–Jubón: Es otro de los términos más conocidos en lo que a indumentaria histórica se refiere. De una época posterior (siglos XIV-XV), consiste en una especie de chaqueta corta, muy ajustada y generalmente de gran riqueza en su factura. Es una prenda exclusivamente masculina y no es extraño que llegue a confundirse con la cotardía. En La Estrella se Alza en el Cielo la usa Fuçian, príncipe de Tigur.
–Hopalanda: es la última de las prendas exteriores a las que hemos hecho referencia en Êrhis I La Estrella se Alza en el Cielo. Consiste en una prenda exterior larga, muy holgada (ceñida con cinturón) y de gran riqueza y ampulosidad, con grandes mangas y suntuosos pliegues. Esta prenda también fue empleada por mujeres, aunque nuevamente con diferencias en el corte y estilo.
El último apartado de esta presentación es el formado por las llamadas «prendas de abrigo» , como capas o mantos, con las que sin duda estamos más familiarizados, y que eran vestidas encima de cualesquiera que fueran las prendas con que uno se ataviara.
Mención aparte merecen los términos «pelliza» y «pellizón». Es curioso que actualmente la R.A.E. sólo recoge el primer término y con un significado similar al que tenía en origen el segundo: una túnica de abrigo, larga hasta los pies, de grandes mangas y forrada de piel. En Êrhis, por su sonoridad hemos reservado dichos términos a ámbitos y entornos menos refinados, aunque en origen el término no tiene esa connotación.
Esperamos que estas someras referencias puedan ayudar a conocer un poco mejor las partes que formaban el vestido medieval y también a valorar cómo su uso puede servir para crear y transmitir una estética y carácter concretos. Así, por ejemplo, las prendas largas, amplias y drapeadas dan una estética más antigua a El Señor de los Anillos, mientras que Juego de Tronos resulta algo más moderno por las prendas más cortas y ajustadas. En este mismo sentido hemos intentado emplearlo en Êrhis; sólo los lectores con el tiempo podrán decirnos si lo conseguimos o no.
Imagen de portada: The Accolade [Wikipedia] de Edmund Blair Leighton (1853-1922)
1 Comment
Un gran trabajo. En estos detalles es donde se puede apreciar el esfuerzo y la calidad de una obra 🙂
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