Hoy os acercamos la figura de Donato Giancola, un artista que ha sido capaz de dar forma a historias fantásticas y visiones futuristas sirviéndose de las claves y recursos de la más pura tradición clásica. Gracias a su obra temas y géneros menos convencionales han llegado al mundo del arte y las exposiciones, un territorio no siempre fácil de conquistar.
Nacido en 1967 en Colchester (Vermont), en Estados Unidos, desde niño cultivó su interés por lo artístico, ya fuera dibujando o construyendo modelos y miniaturas. Su camino, sin embargo, no iba dirigido hacia el arte, sino hacia ocupaciones muy distintas, menos arriesgadas, una sensatez que nos habría privado de un gran ilustrador. El arte era una pasión, aún un hobby. Mi preparación formal llegó tarde. Comencé mi formación profesional en la carrera de ingeniería eléctrica de la Universidad de Vermont, pero no fue hasta mi segundo año en la universidad que me alejé de este camino, frustrado por la falta de creatividad de clases, materias y encargos […]. Sorprendió a mis amigos, a mi familia, e incluso a mí mismo.
Con la firme determinación de recorrer un camino diferente, Donato recibió sus primeras clases de arte, formación que sería ampliada en la Universidad de Siracusa (Nueva York) entre 1989 y 1992, donde obtuvo su licenciatura en Bellas Artes con una calificación de Summa Cum Laude. Las puertas que se me abrieron en la Universidad de Siracusa fueron inmensas, desde teoría del color a composición, anatomía, técnicas pictóricas, dibujo experimental, post-moderno, teorías modernas y abstractas. Inmediatamente se trasladó a Nueva York y, casi como los artistas de siglos atrás, comenzó a trabajar en el taller de Vicent Desiderio, reconocido pintor figurativo del entorno artístico neoyorkino.
La gran ciudad ofrecía un rico y vital panorama cultural en el que pudo participar, pero fueron sobre todo sus muchas galerías y museos lo que le permitieron seguir aprendiendo a través del estudio y reproducción de las obras de grandes artistas como Memling, Van Eyck, Rembrandt, Rubens, Velázquez, Caravaggio, Vermeer, Mondrian… Un gusto por las pinacotecas que le ha llevado, en una suerte de peregrinaje a lo largo del mundo, a la búsqueda y contemplación de las grandes obras expuestas en El Prado, los Uffizzi, Louvre, Hermitage…
No obstante, la vida para un artista que comienza su andadura no es fácil, menos aún en una ciudad como Nueva York. En 1993 empezaron a llegar los primeros encargos, ilustraciones para las cubiertas de algunos de los más reconocidos clásicos de la novela de ficción: La Máquina del Tiempo, de H. G. Wells, Un Yanqui en la Corte del Rey Arturo, de Mark Twain, y Viaje al Centro de la Tierra, de Julio Verne. Desde aquel momento Donato Giancola nunca ha dejado de trabajar como ilustrador y los encargos no han dejado de sucederse, desde las grandes editoriales a reconocidas empresas de diseño. Entre los organismos y firmas más importantes que han acudido a él cabrían citar: Naciones Unidas, LucasFilm, National Geographic, CNN, DC Comics, Microsoft, The Village Voice, Playboy Magazine, US Postal Service, Wizards of the Coast , Scholastic, Simon&Schuster, Tor Books, Random House, Time/Warner, The Scifi Channel, Milton-Bradley y Hasbro.
Al contemplar las ilustraciones de Donato Giancola surge, tras el impacto inicial de su afinado y pulido naturalismo, cierta sensación de sorpresa. Ante nuestros ojos aparecen personajes literarios, robots y naves espaciales, leyendas y monstruos, todo ello con formas y técnicas que nos resultan conocidos, que hemos visto ya de la mano de algunos de los grandes pintores y escuelas del pasado. Algunas composiciones nos recuerdan a los esquemas del barroco, el neoclasicismo o el romanticismo, y en ocasiones el verismo de anatomías y fisionomías nos recuerda al más clásico naturalismo, con una precisión en el dibujo y los colores en la que asoman los maestros flamencos. La limpieza y tonalidad de colores y luces quizás sea más propia de nuestro tiempo, pero la mirada de sus personajes recuerda a la que tantas veces nos ha observado desde los rostros de cientos de cuadros expuestos en los museos, una mirada en la que en el verismo asoma la profundidad de un mundo interior.
Resulta difícil conciliar dos mundos, clasicismo y modernidad, tan apartados y casi enfrentados en el panorama artístico de nuestros días, en el que la noción del verdadero arte parece reservada a formulaciones completamente alejadas del entendimiento y gusto del espectador medio. El gran reto es tratar de que la magia y los monstruos no dominen mis imágenes. Los efectos especiales están bien, pero me encanta pintar personas e investigar en la psique de cada personaje. Sin embargo, la ilustración de mundos imaginados y visiones futuras ofrece grandes posibilidades al artista con inquietudes creativas. No hay ataduras. Nadie sabe qué apariencia tiene un dragón, cómo sería la magia en otro mundo. Todo está en la mesa para ser rediseñado y re-creado, desde las espadas y la ropa a la arquitectura.
Cualquiera que contemple alguna de las ilustraciones de Donato Giancola no puede sino admirar su calidad técnica, pero se dan en este artista, en mi opinión, una profundidad de intereses y de formación que otorga a sus imágenes un peso y hondura característicos. Quizás sean los ecos clásicos que resuenan en elfos, reyes y transbordadores, o su decisión de no conformarse con la mera ilustración y tratar de dotar de vida a lo que dibuja. En cualquier caso, su talento ha sido merecedor de no pocos reconocimientos y premios, entre los que se cuentan algunos de los más prestigiosos: Hamilton King Award de la Sociedad de Ilustradores; 20 Chesley Awards de la Asociación de Artistas de Ciencia Ficción y Fantasía; 3 Artist Hugo Award; 6 medallas de plata y 3 de oro de jurado anual de Spectrum: The Best of Contemporary Fantastic Art.
Practicar, practicar, practicar. Crear, crear, crear. Esas son las grandes lecciones que aprendí en la escuela. No hay arte que pueda ser perfecto, y necesitas mantenerte en movimiento hacia tu próximo proyecto.
Referencias:
En la página oficial de D. Giancola podréis encontrar información biográfica del autor y una completa galería de sus trabajos
Las citas literales han sido extraídas de un artículo de T. Watcher para Wizards of the Coast en 2003.
Imagen destacada: Beren y Luthien en la corte de Thingol y Melian (2001) Muddy Colors
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